jueves, 17 de marzo de 2011

SOÑAR EN SUEÑOS

Permaneció suspendido en el aire un segundo más, un segundo que le permitió asirse al sueño para no caer de nuevo en la vigilia.
Retrocedió un instante y apretó los mandos para evitar estrellarse contra aquella montaña surgida de entre las nubes. El enorme esfuerzo provocó una potente tensión en sus brazos que pretendió sacarlo del letargo, pero él, impertérrito, insistió en navegar por ese mundo astral en el que creía, iluso, que nada ni nadie podía oponerse a su voluntad y a sus deseos.
Al sobrevolar la cumbre una cálida corriente ascendente facilitó la remontada del aeroplano; desde la altura divisó su ciudad, su calle, su casa, su cama y su cuerpo: en su brazo, una jeringuilla; en su cara, unos ojos abiertos, fríos, muertos.

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